Chile, Venezuela, Argentina, Bolivia, cada uno con su propio estilo de empanada. Presentes en cada país de latinoamérica, cada una con su propia idiosincrasia. Las hay con harina de trigo o de maíz; con rellenos de carne, mariscos, vegetales o legumbres; jugosas o más compactas; con o sin queso; algunas picantes, con toques dulces o completamente saladas; fritas en aceite o al horno; servidas solas o acompañadas de salsas, como plato principal, aperitivo, para el desayuno o para comer al paso.

Exploramos distintos estilos de empanadas disponibles en Santiago, para salvar un fin de semana con tu regalona. Aquí te contamos qué las hace únicas:
Don Guille: La clásica | Chile
En Don Guille encontrarás la mejor expresión de nuestra clásica empanada de pino hecha al horno, con un equilibrio entre la carne picada, la cebolla y ese característico toque de comino.
La masa sostiene bien su jugoso pino sin quitarle protagonismo y se nota que hay cuidado en el horneado. Receta más que afinada que les valió ser ganadores de la mejor empanada de pino 2024 de Santiago, por el Círculo de Cronistas Gastronómicos. No falla.
Valor: $2.600

Amasados: Un toque de dulzura | Venezuela
Franyennis Fernández abrió su primer local de Amasados en 2017, en Santiago Centro y ahora cuentan con dos sucursales: una en Las Condes y una Ñuñoa. Su propuesta consiste en empanadas venezolanas, tequeños, arepas, cachapas y pepitos.
Para la fritura usan harina de maíz y aceite vegetal. La masa es semidulce y tienen una variedad de rellenos típicos venezolanos donde destaca la de pabellón -carne mechada, porotos negros, queso blanco y plátano frito- y la de plátano frito con queso blanco. Vienen acompañadas de una salsa de ajo que no invade su sabor.
En Venezuela, al igual que en Chile, las empanadas se suelen comer de aperitivo o picoteo.
Valor: $3.690 a $4.990.
Alfonsina: El tueste perfecto | Argentina
Cuando Miguel Carrera llegó a Chile se vio obligado a prepararse sus propias empanadas porque no encontró una que lograra replicar bien los sabores de las argentinas. Tan buenas le quedaban que comenzó a venderlas y rápidamente montó lo que hoy es Alfonsina.
Sus empanadas se caracterizan por un tostado que emula un horno de barro, un relleno abundante y una masa delgada. El relleno va picado, pero se distinguen bien los sabores de los ingredientes.
En Argentina la forma de consumir las empanadas es distinta a Chile. Allá no son un picoteo, son una comida entera por sí solas, por lo que la gente suele comerse 3 o 4 o de una vez. Pídase una salteña, una porteña, alguna con queso y si quere algo más exótico, la de pollo curry. Un goce.
Valor: $2.490
La Playera: Sabor a mar | Chile
¿Cómo no amar las empanadas fritas al estilo de la costa chilena? Bajo esa premisa Cristóbal Órdenes creó La Playera, una tienda que busca replicar ese típico sabor que encontramos en las empanadas cuando viajamos a la playa.
Rellenos de pino y queso que van acompañados de mariscos como camarón, ostión, jaiba o loco. Su foco no es vender empanadas baratas, si no que tener un producto de buena calidad y con una fritura en un aceite limpio.
Todas sus empanadas con queso llevan una mezcla de mantecoso y mozzarella que las hace irresistibles. Buena alternativa para quienes no pudieron ir a la playa este verano.
Valor: $2.890 a $4.890.
Jigote: Crocancia y jugosidad | Bolivia
En plena pandemia, el chef Ariel Barreto (ex 040 y Le Chique de Cancún), lanzó su emprendimiento de salteñas -típica empanada boliviana- y el éxito fue inmediato. Poco tardó en comprar un horno y paulatinamente ha ido aumentando su producción.
La masa de sus salteñas es crocante y levemente dulce, como una galleta. El relleno es jugoso como un caldo y obliga a sostenerla de forma vertical para no chorrear. Hasta tiene un dicho en Bolivia respecto a ellas: “Quien sabe comer una salteña sin derramar, sabe besar”. Ya sabe.
En Bolivia suelen consumirse durante la mañana, pero aquí las puede encontrar a toda hora en su local ubicado en General Bustamante 280. Es difícil no reconocerlas, porque para darles un sello propio, Ariel las hace en distintos colores. Entran por los ojos, pero enamoran con su sabor.
Valor: $2.500 a $2.700