Masal es un bar de vinos ubicado dentro del restaurante La Mesa, proyecto de Álvaro Romero que fue concebido desde una premisa clara: ser un espacio donde agricultores, pescadores y viñateros, puedan contar historias a través de sus productos. ¿El resultado? Una carta que celebra la temporalidad, sustentabilidad y materia prima.
A más de un año de su apertura en el polo gastronómico de Alonso de Córdova, en la comuna de Vitacura, Masal ha encontrado una voz propia. Una que habla el lenguaje de las parras y del mosto de uva, de los valles de Chile y del mundo con toda esa tradición vitivinícola.
Es un lugar que busca dar vitrina a pequeños productores, a cepas menos conocidas y a valles más remotos. Romper con los rígidos esquemas de la armonización en los vinos y salir a explorar esta industria más allá de nuestras fronteras.
El head sommelier, Sebastián Lobos, ha trabajado en una impecable curatoría de vinos que hoy ronda las 220 etiquetas. Más de 100 son extranjeras, provenientes del alucinante portafolio de Vigneron y además tienen cerca de 55 vinos por copa de distintas latitudes, una oferta que arranca con un vino de la casa a $4.500 pesos y que va variando.
Álvaro Romero confió en Sebastián para liderar este proyecto y los buenos resultados de su primer año demuestran que la decisión fue acertada: “Dejé volar a Seba porque veía su potencial y no lo estábamos explotando. Creo que el éxito de los proyectos está muy marcado por vincularse con profesionales serios y ayudarnos a cumplir nuestros sueños en conjunto”.
“Me gusta que el vino hable de su terroir. JP Martin, Tabalí, De Martino, Carter-Mollenhauer, Roberto Henríquez o Trapi, son vinos que reflejan la diversidad de nuestro suelo y que no intentan imitar a nadie más”
Vinos que Muestran Terroir.
En Masal, Sebastián y Álvaro quieren mostrar la diversidad de expresiones que el vino adquiere en los distintos valles. Mostrar el Chile vitivinícola desde Huasco hasta Aysén y los excepcionales vinos que se producen desde el desierto hasta las localidades australes.
“Hay que sacar al público chileno del triángulo cabernet sauvignon, carmenere y merlot. Si tú miras nuestra carta, los vinos de esas uvas son muy acotados, pero tenemos mucha variedad de cepas como país, cinsault, carignan o pinot noir”, explica Sebastián.
En su curatoría, Sebastián eligió productores que a través de sus vinos buscan mostrar un suelo, un clima y una cultura, sin esconder su origen con el uso de barricas nuevas. “Me gusta que el vino hable de su terroir. JP Martin, Tabalí, De Martino, Carter-Mollenhauer, Roberto Henríquez o Trapi, son vinos que reflejan la diversidad de nuestro suelo y que no intentan imitar a nadie más”, agrega.
Además de los vinos por botella y por copa (desde los $4.500), la carta de Masal incluye 6 opciones de ‘vuelos’ distintos, que consisten en 3 a 4 copas de vino de 75 ml cada una. Están diseñadas para que los clientes puedan comparar y explorar distintos estilos, cepas, regiones o métodos de vinificación de Chile y el resto del mundo.
El vuelo n°1 ($10.000) incluye un Pedro Ximénez de JP Martin, del Valle del Limarí, un Riesling de Sierras de Bellavista, del Valle de Colchagua y un Chenin Blanc de Guibertau, de la región de Loire en Francia. Dos vinos blancos de distintas uvas y valles en Chile y uno francés para entender las diferencias.
El vuelo n°5 ($29.000), por otro lado, incluye 3 grandes vinos del norte de Borgoña, Francia, de estilos distintos, una gran oportunidad para comenzar a explorar las diferentes formas de vinificación del viejo mundo.
Masal también mantiene siempre un animado calendario de actividades semanales en torno al vino, con eventos como: ‘Burgers and Burgundy’, donde armonizaron vinos de la Borgoña con hamburguesas; ‘Una noche en Chianti’, con vinos de La Toscana por copa a precios especiales; o ‘Itata Night’ con cuatro productores de ese valle presentando su propuesta.
Maridajes Fuera de lo Común.
“Dicen que las coles no se pueden maridar o que los platos grasos tienen que ir con vinos más tánicos, pero yo no estoy de acuerdo. Con distintas armonizaciones podemos tener resultados que salen de la caja y que son mucho más entretenidos”
Los múltiples reconocimientos que ha recibido Álvaro Romero y La Mesa no llegaron por casualidad. Su propuesta pone gran énfasis en la materia prima y se nota una técnica minimalista y bien cuidada en sus preparaciones. Es una cocina que en todo momento está guiada por el producto de temporada.
“Sería más fácil ofrecer salmón o productos de mayor disponibilidad, pero nunca haremos eso. Reconozco que cuesta seguirle la mano a la temporada. Muchas veces hay sobredemanda de algún producto y no nos llega. La temporada de tomates acaba antes de lo previsto o no encontramos los hongos silvestres que queríamos. Ahí es cuando realmente empieza a trabajar la creatividad. Ahí es cuando dejan de haber límites y empezamos a pensar fuera de la caja”, reflexiona Álvaro, sin esconder su entusiasmo.
Para comenzar, nada mejor que unas conchas. El Ostión a la brasa ($18.000, 8 unidades) va una mantequilla de maní que lo potencia. Si quieres algo más fresco, hay Ostras ($12.000, 6 unidades), que incluso se pueden pedir coronadas con una lengua de erizo.
Prueba también sus tártaros. El Steak Tartar ($14.000), filete de vacuno cortado a cuchillo con gel de yema, mostaza encurtida, lechuga asada y crocantes de semillas es una de las mejores versiones que encontrarás de este plato. El Tártaro de Cebolla ($13.000), hecho a base de cebollín asado en parrilla, mermelada de cebolla y miso, manzana fresca y puerro frito, una demostración de cómo sacarle el máximo provecho a los bulbos.
De fondo hay varias proteínas como Pesca del día ($15.000), Huachalomo braseado ($18.000) o Cuadril de cordero ($18.000), pero si los erizos no están en veda, aproveche de pedir un Risotto de Erizos ($18.000), emulsionado con el mismo marisco y acompañado de creme fraiche hecha en casa.
Para cada plato, tienen varias opciones de armonización que han sido escogidas por Álvaro y Sebastián, sin seguir las reglas del maridaje tradicional. Álvaro expresa que: “Dicen que las coles no se pueden maridar o que los platos grasos tienen que ir con vinos más tánicos, pero yo no estoy de acuerdo. Con distintas armonizaciones podemos tener resultados que salen de la caja y que son mucho más entretenidos”.
En esa misma línea, Sebastián añade: “Por ejemplo, el vino tinto con brócoli a la parrilla puede parecer raro, pero si es una garnacha con poca extracción y sin tanto taninos, va perfecto. No seguimos ninguna regla en la armonización. El ceviche no tiene por qué ir con vino blanco ni la carne con vino tinto”.
“Que la Gente Tome Más Vino”.
A pesar de ser uno de los mayores productores de vino del mundo, existen muy pocos wine bars en nuestro país. Razones podemos encontrar montones, pero lo cierto es que este formato no siempre tiene la mejor recepción en el público local. Por eso el éxito de Masal es tan relevante para la escena viñatera nacional.
“Es clave que la gente tome más vino. No solo el extranjero, también el chileno. Las tasas de consumo de alcohol van a la baja en todo el mundo así que es clave que hayan más vinos en las casas. Los restaurantes tienen que perder el miedo a ofrecer vino, tenemos que educar al consumidor”, explica Álvaro.
Y en la misma línea cierra: “Hay muy pocos wine bar. Necesitamos más espacios que den vitrina a esto. La tendencia hoy es hacia los gastrobares. Necesitamos más propuestas de vino independientes, más lowkey, más punky. Eso suma mucho”.
Dirección y Teléfono de Masal
- Dirección: Alonso de Córdova 2767, Vitacura, Santiago.
- Teléfono: +56 9 9072 2461
