Es pleno invierno en la capital y como cada 10 de julio celebramos el Día Nacional de la Sopaipilla, nuestro gran aliado en días de lluvia. Las sopaipillas suelen disfrutarse en casa, preparadas con cariño y compartidas en familia, o bien adquiridas en carritos callejeros, bien doradas. Tradicionalmente se acompañan con pebre, chancho en piedra, ketchup, mostaza o todas las anteriores. Por otro lado, también contamos con la sopaipilla pasada, su versión dulce, con la masa remojada en una salsa de chancaca, con canela, clavo de olor y cáscara de naranja o limón. Suelen permanecer en ese territorio tradicional.
Sin embargo, algunos restaurantes santiaguinos han decidido atreverse a usar la sopaipilla como masa para empanadas, elaborando sándwiches innovadores o aplicando toppings que las convierten en platos por sí solas. Los nuevos caminos de nuestra querida sopaipilla.
Aquí te dejamos una selección de lugares donde puedes disfrutar la sopaipilla de formas originales y abrir tu mente a nuevos usos para este producto.
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En la sanguchería La Yunta, la sopaipilla se usa como si fuera pan para dos de sus preparaciones. El de Sierra ahumada ($10.600) es una delicia marina que llega en pan de sopaipilla acompañado de mayonesa de ajo chilote negro, cilantro, limón, lechuga y pebre de cochayuyo.
También tienen el Crudo de Res ($10.600), una especie de crudo con crema ácida al ciboulette, alcaparras y pepinillos en vinagre, chucrut de repollo morado, lechuga y mayonesa, presentado entre dos sopaipillas.
Ojo que tienen delivery, para que puedas probarlos desde la comodidad de tu casa.
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En José Ramón 277 se nota que hay cariño por las sopaipillas. Además de ofrecerlas con chancho en piedra ($4.800, 6 un), ideales para abrir el apetito, se las ingeniaron para crear unas Empanadas en masa de sopaipillas ($5.500, 3 un) que son chilenidad pura. Crujientes por fuera y suaves por dentro. Vienen con distintos rellenos como carne mechada, pino cochayuyo o queso derretido, entre otras. Aperitivo perfecto para algunos de sus golosos sándwiches.
Si le queda espacio para algo dulce, cierre con unas Sopaipillas pasadas ($4.500, 4 un).
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En este restaurante de cocina williche ubicado en la Galería Curtiembre del Persa Víctor Manuel, encontramos las sopaipillas en su versión sureña, hechas sin zapallo y con un hoyo en el centro.
Las presentan de distintas maneras, pero una de las más creativas es La Pesca de Don Hugo ($precio) una sopaipilla sureña cubierta con calugas de pescado, encurtidos caseros, mayonesa de maqui y cilantro fresco. También tienen una variante llamada Como en Ñam ($precio) donde reemplazan las calugas de pescado por láminas de cerdo ahumado en madera de ulmo.
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El chef Claudio Ubeda es un conocido amante de las sopaipillas y por eso no podían estar ausentes en Prístino, su nuevo proyecto. Aquí las sopaipillas están presentes en formato de helado, acompañando a unos Picarones pasados en almíbar de chancaca ($6.100).
Una transformación de las sopaipillas en algo completamente nuevo, que prueba que la imaginación es el límite a la hora de utilizar este producto.