Las Pojangmacha (o Pocha) de Corea del Sur son puestos, muchas veces itinerantes, ubicados a un costado de la calle, con un característico toldo rojo que los recubre, donde venden comida y alcohol a precios accesibles. Un lugar de esparcimiento, júbilo y risa, para disfrutar hasta altas horas de la noche. A partir de este concepto nace la idea de Pocha Bang Bang, restaurante de influencias estadounidenses y coreanas, con una robusta propuesta de cervezas artesanales, en calle General Flores a pasos de metro Manuel Montt.
Detrás del concepto y la idea de Pocha Bang Bang!, están Ben Wood (ex Honesto Mike y Beervana), Kurt Schmidt (dueño de 99, Prima Bar y Tomata) y Woosuk Han (cocinero de Guksi).
Su cocina transita entre lo clásico coreano y preparaciones más modernas. Dentro de los banchan ($3.000) están el tradicional Kimchi Casero, los Tteok Fritos, esos pasteles de arroz que son uno de los platos favoritos de los niños coreanos, o una Ensaladita de Pickle con pepino, repollo, hongo moki, salsa de udón, vinagre y aceite de sésamo.
Guía Comino: Reseña Pocha Bang Bang (Próximamente).
Hay opciones de sandos y baos ($11.900) como el Bulgogi Bao, que viene con la típica carne coreana marinada en soya, ajo y jengibre, o el Trufa Katsu Sando, con carne de vacuno frita, aceite de trufa y salsa teriyaki, que funcionan bien para compartir o como fondo.


Entre los clásicos coreanos puede probar el Japchae ($12.900), esos fideos de almidón de camote de textura gelatinosa que van acompañados de zanahoria, hongo moki y zapallo italiano, o el Kimchi Jeon ($10.900), un panqueque con kimchi y tocino, con salsa de queso, que también se puede pedir en versión vegetariana.

Imperdible es su Pollo Frito (2 piezas, $10.900) que a diferencia de la mayoría de los otros lugares, se sirve en pedazos grandes, ideales para tomarlos con la mano y comerlos a mordidas. Sale bien crujiente por fuera y jugoso por dentro y se puede pedir con alguna de las cuatro opciones de salsas disponibles. Recomendamos la yangnyeom, dulce y picante hecha a base de gochujang.
Respecto al boom de la K-Food y la acelerada apertura de restaurantes de cocina coreana, Ben aclara que su propuesta es distinta porque pone el foco en el lado de los bebestibles: “En Corea hay un concepto que engloba la combinación de cerveza y pollo frito: el chimaek. Hay barrios enteros, festivales y restaurantes dedicados solamente a eso. Es lo mejor”.
K-Drinks, cervezas y coctelería de autor.
En Pocha Bang Bang, la propuesta de cerveza y cocktails es tan relevante como la comida y también tiene una marcada influencia coreana.
Tiene K-drinks clásicos como Soju de distintos sabores ($7.000), el Somaek ($15.000, para dos personas), un cóctel que mezcla soju con cerveza, o una variedad de Makgeolli ($9.000), una bebida fermentada de trigo y arroz. También hay opciones de bebidas coreanas sin alcohol ($4.000).
En su coctelería de autor también le sacan provecho al soju. Prueba el Soju Sour ($8.500), una reversión coreana del pisco sour, o el Seoul Glow ($8.500), que lleva soju, vermut blanco, jarabe de ciruela verde y limón.
En cuanto a las cervezas, tienen varias salidas artesanales de schop que van cambiando, como Hasta Pronto, Loa, Tubinger, Del Puerto, Intrinsical, Granizo, entre otras. También hay cervezas importadas de Estados Unidos, Alemania y otros países.
Ben Wood es claro respecto a su objetivo: “Quiero mostrar que se pueden hacer locales divertidos y buena onda con cerveza y coctelería, sin caer en las típicas hamburguesas, sándwiches o pizzas. La comida coreana en este sentido funciona muy bien”.