El sabor de nuestra infancia está más vigente que nunca. Ni décadas de historia ni la reciente apertura de una sucursal en el MUT, han sido capaces de mermar en lo absoluto la calidad de esta fuente de soda. La coreografía de las cocineras y su inconfundible sazón no acusan el paso del tiempo. Patrimonio gastronómico nacional. Repítase ese chacarero regalón que se comía con su abuelito y agréguele queso sin miedo a su lomito italiano que la vida es una sola. Cuando el producto es bueno, no hay forma de equivocarse.