¿Por qué amamos tanto la pizza neoyorquina? Tal vez por su crocancia de su masa, por la audacia de sus combinaciones de ingredientes o por la sensación casi cinematográfica de sostener una rebanada con una mano y doblarla sobre sí misma antes del primer mordisco. En Barrio Italia, ese gesto típico de la Gran Manzana tiene su lugar en Pedro es una Pizza, una pizzería que ha logrado capturar el espíritu callejero de las pizzas de Nueva York.
Cuando Pedro Andrade abrió el local, su idea era traer un pedacito de lo que vivió durante más de 10 años en Nueva York a Santiago. Después de trabajar en cocinas y recorrer distintas pizzerías en la ciudad de los rascacielos, quiso replicar esa mezcla de inmediatez, sabor y cultura que caracteriza a las “slice shops” de Manhattan y Brooklyn. El resultado es un espacio sencillo donde el horno se mantiene encendido todo el día.
El local tiene poco más de un año y medio en Santa Isabel, donde comparte casa con Área 52, una tienda de juegos de rol y de mesa que se ha vuelto viral en redes sociales por sus torneos de Beyblade. La convivencia entre ambos lugares crea una escena curiosa donde muchos clientes van y vienen entre tableros, figuritas y slices de pizza.
El interior tiene una estética ad-hoc a lo que propone. Fotos enmarcadas de calles neoyorquinas, cajas de pizza colgadas como piezas de museo y una barra coronada por servilleteros metálicos y especieros con orégano, ají seco y aceite picante. Todo evoca la encantadora informalidad de los locales neoyorquinos donde se puede comer rápido, sentarse a conversar o simplemente ponerse de frente a la ventana para observar el ir y venir del barrio.
En la carta, encontramos opciones como la Suprema ($14.900), que combina pepperoni, ricotta, aceitunas y parmesano sobre una base de tomate con aroma a albahaca fresca. La Pollo Buffalo ($15.700), en cambio, tiene una mezcla de pollo frito picante, salsa picante y salsa de queso azul, una bomba. La Paulie Gee ($14.400) resume el espíritu del local. La miel picante y el jalapeño levanta aún más al embutido y el borde crocante ayuda a balancear sus distintos contrapuntos de sabor.
A diferencia de la pizza napolitana, de borde aireado y masa blanda, la propuesta de Pedro es una Pizza responde a otro tipo de placer. Aquí las masas son finas pero crocantes y las porciones se doblan fácilmente sobre sí mismas, como dicta la costumbre en las calles neoyorquinas. Cada slice cuesta entre $2.500 y $3.500, lo que permite probar distintas combinaciones en una sola visita.
Ese espíritu de barrio y cultura de comida al paso convive con la atención a todos los detalles que componen una buena pizza. Porque como suele ocurrir en gastronomía, muchas veces lo que parece más simple tiene pasos que deben ser ejecutados con mucho cuidado detrás.
Hoy Pedro es una Pizza se prepara para una nueva etapa. Muy pronto abrirán un segundo local en Avenida Los Leones, pensado como un formato de restaurante con mesas, una barra de vinos, platos para compartir y postres. Se llamará Pedro es una Pizza Patial, una evolución natural de lo que comenzó con porciones al paso y que ahora se proyecta como un patio donde la pizza podrá disfrutarse en otro entorno, pero con el mismo sabor que la ha vuelto tan popular.