Por la frescura de sus productos, comer en La Tasca de Altamar es como estar en un restorán de caleta. Con más de 40 años de vida, este comedor marino ganó fama por su cocina sencilla y sabrosa, y continúa tan concurrido como siempre. ¿Buenos ejemplos? Los untuosos picorocos a la mantequilla, el Congrio frito crujiente y los Camarones chilenos al pil pil, que llegan burbujeando a la mesa. Los mariscos frescos, como ostras y erizos, solo necesitan salsa verde. Ojo con la temporada de langostas de Juan Fernández, disponible solo entre octubre a mayo.
