The Bear, la icónica serie que presenta todos los colores del mundo de la alta cocina, ha dado de qué hablar desde su primer capítulo. Aparte de enseñar el universo creativo de los chefs, el caos que implica el manejo de un restaurante, y lo exigente que es el rubro —donde muchos pueden estar de acuerdo o no si lo que se muestra es verdad—, la serie que ya se encuentra en su cuarta temporada, dejó increíbles hotspots para conocer distintas propuestas tanto en Estados Unidos como en el Viejo Continente.
Hace pocas semanas, su última entrega salió a la luz y Disney Plus invitó a Copenhague a influyentes de la cocina de distintas partes del mundo para que conozcan los lugares que ayudaron a hacer de esta serie algo real: restaurantes o cafeterías donde los actores aprendieron técnicas culinarias para realizar su papel, y que Marcus (interpretado por Lionel Boyce) visitó en su paso por la ciudad en el cuatro capítulo de la segunda temporada; uno de los favoritos de los fanáticos y el recorrido que muchos sueñan por hacer.
Gracias al regreso del chef Luca (Will Poulter) a la serie —quien ayuda a Marcus a perfeccionar sus habilidades en repostería—, es inevitable volver a aquel episodio que mostró un poco el panorama de uno de los epicentros gastronómicos más influyentes del mundo. Es por eso que aquí te dejamos la guía definitiva de cómo vivir Copenhague al estilo de The Bear; donde pasarás por clásicos callejeros, hasta restaurantes que cambiaron las reglas del juego a nivel mundial.
Conocidos por los locales como pølsevogne (carros de salchichas en danés), estos pequeños puestos de comida callejera se encuentran por toda la ciudad y están profundamente arraigados a la cultura gastronómica del país. De hecho, muchas veces puedes ver cómo los mismos dueños trasladan su carro por las calles después de un largo día de trabajo, mientras fuman un cigarro o conversan con su compañero.
Desde la década de 1920, su propuesta se ha mantenido igual: comida al paso sencilla y muy sabrosa, que destaca la fiambrería local con distintos tipos de salchichas —Rød pølse, roja ahumada; Grillet pølse, a la parrilla para darle un toque más crujiente; y el icónico Fransk hotdog, servido dentro de un pan hueco con mayonesa y mostaza estilo francesa—, que se acompañan con diferentes toppings que le entregan distintas texturas a cada mordisco: cebolla frita y fresca, pepinillos agridulces en rodajas, salsa remoulade y, si quieres, kétchup.
Y es que eso es lo lindo de esta preparación tan simple: cada país tiene su propia reinterpretación y vale la pena probar cada una de ellas.
Si vas a Dinamarca y no comiste un bollo de cardamomo o rugbrød (pan de centeno), ¿realmente viviste la experiencia completa? A finales de 2018, el pandero y chef Richard Hart se asoció con René Redzepi para abrir su panadería homónima, que comenzó con un pequeño local en el barrio de Frederiksberg.
Hoy, con ocho locales alrededor de la ciudad, ofrece un popurrí de preparaciones —tanto dulces como saladas— que conquistaron el paladar de los daneses y de todos los turistas en su paso por la ciudad. Al entrar, cada vitrina expone sus íconos, como su Lemon Poppy Seed Cake, el clásico Danish jordbærstærte, los croissants, y los distintos fastelavnsboller rellenos de chocolate, mascarpone o pasta de almendras. Sin embargo, al fondo del mostrador se ven sus panes recién salidos del horno, que se venden —literal como pan caliente— todos los días; en especial el Pan de Ciudad y de centeno, que los elaboran con el miso del laboratorio de fermentación de Noma.
Actualmente, Richard se enfrascó en un nuevo desafío y abrió su primera panadería en América. Eligió Ciudad de México para dar a conocer su nuevo proyecto Green Rhino.
Sin reservas, todo con gluten, no vegan friendly, picante por defecto, y abierto desde las 11:00 hrs hasta agotar stock. Así se presenta este pequeño local en su Instagram, que a cualquier hora del día tiene una larga fila de clientes que esperan probar sus sandwiches de pollo frito —o tofu—, que se han hecho tan famosos por su onda relajada y por ofrecer preparaciones sencillas, pero llenas de sabor.
Solo hay tres opciones en su menú: sus dos sándwiches al estilo Nashville, que se sirven en un suave pan brioche y se acompañan de mayo, pickles, lechuga y queso; y sus papas fritas con piel, con mayonesa de pimienta de Sichuan. Y quién hubiera pensado que eso lo hace aún más llamativo para sus comensales: con pocos asientos en su interior y algunas sillas de plástico afuera, es perfecto para comer al paso y disfrutar de su ícono, el sandwich de pollo frito.
Ahora, si quieres la experiencia completa —tal como lo hizo la cantante Dua Lipa—, puedes comenzar con unas copas de vino en Pompette (winebar de los mismos dueños y del grupo gastronómico ette ette ette) y terminar en Poulette para coronar la noche.
Como muchos saben, conseguir una reserva en este prestigioso restaurante es toda una odisea. Al ser uno de los más conocidos del mundo y el referente máximo de la New Nordic Cuisine —liderado por el chef René Redzepi—, cada temporada recibe a personas de distintas partes del mundo que sueñan con vivir su experiencia. Acá te reciben en un ambiente cálido y acogedor: puedes ver en primera persona sus fermentaciones y cómo los chefs preparan aquellos 15 a 20 tiempos, que son toda una obra de arte.
Menos mal, su laboratorio gastronómico Noma Projects ofrece diferentes actividades para presentar sus productos y dar a conocer un poco más sobre las distintas innovaciones que este grupo de creadores realiza en sus laboratorios o en la misma cocina. Este verano el invernadero de Noma abre sus puertas con un nuevo Pop-Up, que presenta sus sabores umami y las distintas curiosidades que puedes comprar y llevar a tu propia mesa: como sus populares botellas de Vinagre de Rosa Silvestre, las Salsas Picantes de maíz o de yuzu de maíz, el Garum de Champiñones, el Dashi RDX y el Tamari de Pimienta, entre muchas otras.