El temporal de la pandemia cambió este restaurante de lugar y propuesta, pero no de filosofía: esa que trabaja directamente con los pescadores, que los potencia, difunde y además vende sus productos elaborados en la tienda que ocupa gran parte del nuevo local. Ahora dos mujeres lo manejan y se nota el sello con un menú semanal que juega con Empanadas fritas (queso loco o pulpo, pino de navajuelas, etc.), grandes y en porción de tres. Los Tiraditos –siempre con el pescado de temporada- o el Mariscal, con piure, pescados, conchas y más, destacables, igual que unos crujientes Pejerreyes fritos –también en Churrasco marino- o el Tallarín saltado con pescado, uno de los favoritos del público. No hay postre ni alcoholes, pero sí una barra pequeña para comer ahí, aunque el fuerte sea el reparto y retiro.